Enseñar a pensar, nuevo currículum: Project Zero

Seguramente nunca había sido tan urgente y necesaria una educación para el pensamiento crítico, la creatividad y la cooperación. En este sentido, son muchas las cosas que podemos aprender de Project Zero, una iniciativa relacionada con la educación artística, surgida en Harvard a finales de los 60, y que hoy es un importante centro de investigación en innovación educativa.

Enseñar a pensar, nuevo currículum: Project Zero

Los orígenes

A finales de los años 50, Nelson Goodman era un eminente filósofo con una fuerte vocación por las artes que, en palabras de su pupilo Howard Gardner (quien más adelante desarrollaría su teoría de las inteligencias múltiples) “había dirigido su ingenio filosófico hacia la naturaleza del conocimiento y la práctica artística en múltiples ocasiones”. Goodman creía firmemente que las formas de conocimiento artísticas eran tan importantes, preciosas y desafiantes como el conocimiento en las ciencias y en otros campos. También creía que la mayoría de los estudiantes de la Escuela de Graduados en Educación de Harvard (y, de hecho, de la Universidad en general) tenían poca comprensión de la práctica artística.

La idea de crear un proyecto para investigar la naturaleza específica del conocimiento artístico y la forma en la que este se transmite en museos y centros educativos, cobró finalmente vida en 1967. Se llamó “Zero” porque, según Goodman, ese era el estado en el que se encontraba el conocimiento general sobre educación artística. Y así fue como un grupo de investigadores de múltiples campos empezaron a investigar, por ejemplo, qué señales visuales nos permiten percibir esquinas cúbicas o cómo se desarrollaba la sensibilidad artística en niños pequeños. También invitaban a artistas en diferentes disciplinas para poder entender el pensamiento profundo y complejo que requería la producción y el desempeño artístico de calidad.

Hoy, 55 años después de su fundación, el Proyecto Zero ha crecido para convertirse en un importantísimo centro de investigación del aprendizaje, origen de numerosas investigaciones, prácticas e iniciativas que han trascendido el mundo de las artes y se centran en la naturaleza de la inteligencia, la comprensión, el pensamiento, la creatividad, la ética y otros aspectos esenciales del aprendizaje humano. Así, Proyecto Zero aloja iniciativas como el Learning Innovation Laboratory, un “laboratorio” de investigación en aprendizaje organizacional o el Agency by Design, una iniciativa investigadora para indagar en prácticas, pedagogías y experiencias de aprendizaje innovadoras centradas en el estudiante; y estudios como Educating for Global Competence, The Qualities of Quality y Understanding of Consequence.

Este vídeo presenta su esencia:

Misión: el potencial humano

El objetivo primordial y la misión del Proyecto Zero es comprender y alimentar el potencial humano, en concreto la naturaleza de la inteligencia y de la creatividad. Así, sus investigaciones examinan la naturaleza de este potencial, los contextos y condiciones en los que se desarrollan y las prácticas que apoyan su aparición y perfeccionamiento.

En Proyecto Zero se aproximan a la inteligencia como algo múltiple y que puede ser aprendido y entienden que el aprendizaje es una consecuencia del pensamiento y no al revés. Hay que utilizar el contenido y pensar en él para que aparezca el aprendizaje y la comprensión profunda, que es cuando una persona es capaz de tomar el conocimiento y usarlo de formas diferentes. La educación debe ir enfocada a la comprensión, no a la memorización. Esta es una de las teorías principales del doctor en Matemáticas e Inteligencia Artificial David Perkins, uno de los fundadores del proyecto.

“Se puede tener mucha información sobre algo y, sin embargo, entender muy poco”, explica Perkins. Entender es ser capaz de pensar en la información que tienes e ir más allá. Si entiendo las leyes de Newton, podré aplicarlas y me serán útiles.

Perkins cree que debemos prestar atención no solo a cómo enseñamos sino a qué enseñamos. ¿Enseñamos ideas, conceptos y capacidades que van a contribuir realmente a la vida de los estudiantes? Hoy por hoy la respuesta a esa pregunta es, desafortunadamente, no: la mayor parte del contenido que enseñamos a los estudiantes en las escuelas no está cumpliendo esta función. Se pierde, se olvida en dos o tres meses, nunca vuelve a salir a la superficie. Sin embargo, las disciplinas sobre las que enseñamos, como Matemáticas, Historia, Literatura, Arte, Ciencia… todas ellas están llenas de conceptos muy ricos que pueden ser útiles para la vida de los estudiantes si hacemos una buena selección. Por ejemplo, cuando nos enseñan Historia, se presta solo atención a hechos y acontecimientos que ya han sucedido y no van a volver a suceder. Sin embargo, si reencuadramos el estudio de la historia y los transformamos en lentes para ver cómo funciona el mundo contemporáneo, el del futuro o para ver otros fragmentos de la historia, entonces esos acontecimientos adquieren otro poder mucho mayor.

Hasta ahora, la educación se ha enfocado demasiado en memorizar y poco en pensar. Así que, ¿cómo cambiamos esto?

Enseñando a pensar: estrategias de aprendizaje y de pensamiento en el aula

Ir más allá de lo obvio, pensar diferente, cuestionarse las cosas… Las investigaciones realizadas en Proyecto Zero ponen de manifiesto que la mayoría de las personas tienen las habilidades, actitudes y alertas de pensamiento sin desarrollar. Hoy más que nunca necesitamos desarrollar estas actitudes y habilidades, es decir, aprender por competencias. Y esto es algo que no sucede de forma natural. Hay que promoverlo desde las escuelas. ¿Cómo lo hacemos?

Pensamiento visible y rutinas de pensamiento

Debemos “visibilizar” el pensamiento que permanece escondido en nuestra mente. El “pensamiento visible” busca que exterioricemos verbalmente o por escrito las ideas o conceptos que tenemos en nuestra mente . De esta manera podemos saber qué y cómo se está comprendiendo. Y ahí es donde entran las llamadas rutinas de pensamiento, que posibilitan que los estudiantes busquen sus propios modos de analizar, profundizar, conectar y reflexionar sobre distintos temas. A continuación nos detenemos en algunos ejemplos:

  1. ¿Qué te hace decir eso? Esta rutina ayuda a los estudiantes a describir lo que ven o saben y les pide que construyan explicaciones. Promueve el razonamiento basado en evidencia y al invitar a los estudiantes a compartir sus interpretaciones, los anima a comprender alternativas y múltiples perspectivas.
  2. Pensar-Cuestionar-Explorar. Esta rutina activa conocimientos previos, genera ideas y curiosidad y crea el escenario para una indagación más profunda.
  3. Pensar-Juntarse-Compartir. Esta rutina anima a los estudiantes a pensar en un problema o tema y, luego, a expresar sus pensamientos. Promueve la comprensión a través del razonamiento activo y la explicación. Al escuchar y compartir ideas, esta rutina anima a los estudiantes a comprender múltiples perspectivas
  4. Círculos de Puntos de Vista. Esta rutina ayuda a los estudiantes a ver y explorar múltiples perspectivas. Les ayuda a comprender que diferentes personas pueden tener distintas conexiones con la misma cosa. Estas diferentes conexiones influyen en la visión y el pensamiento de las personas.
  5. Solía Pensar – Ahora Pienso. Esta rutina ayuda a los estudiantes a reflexionar sobre su pensamiento acerca de un tópico o tema y explorar cómo y por qué el pensamiento ha cambiado. Puede ser útil para consolidar nuevo aprendizaje, a medida que los estudiantes identifican sus nuevas comprensiones, opiniones y creencias. Al examinar y explicar cómo y por qué su pensamiento ha cambiado, los estudiantes desarrollan sus habilidades de razonamiento y reconocen relaciones de causa y efecto.
  6. Ver-Pensar-Preguntar. Esta rutina ayuda a los estudiantes a hacer observaciones cuidadosas e interpretaciones pensantes. Estimula la curiosidad y prepara el terreno para la indagación.
  7. Puente 3-2-1. Esta rutina pide a los estudiantes hacer visibles sus pensamientos, ideas, preguntas y comprensiones iniciales sobre un tema, a través de tres pensamientos, dos ideas y una metáfora, y luego conectarlas con las nuevas formas de pensar acerca del tópico después de haberlo estudiado.
  8. La soga de la verdad. Esta rutina alienta a los estudiantes a razonar cuidadosamente sobre la “tensión” que se produce entre los numerosos factores relevantes en cuestiones de veracidad. También les ayuda a apreciar la complejidad profunda de asuntos que, aparentemente, podrían parecer cuestiones de blanco o negro.

Para manejarse en un mundo complejo que cambia de forma constante, “los niños tienen que aprender a enfrentarse a lo desconocido y a lo inesperado”, considera Perkins. La educación actual debe servir a este propósito: necesita expandirse hacia el pensamiento y dejar de limitarse a la memorización de conceptos. Esta generación tiene un compromiso con los estudiantes actuales y futuros: trabajar para que su educación sea más significativa y útil para sus vidas.

REFERENCIAS

Gardner, H. 2016. Harvard Project Zero: A personal History. http://www.pz.harvard.edu/resources/harvard-project-zero-a-personal-history

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